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viernes, 31 de agosto de 2012

La España de dos velocidades

Esto no es un escrito sobre la política actual, ni futura. Tampoco pretenden ser unas palabras sobre macroeconomía. De lo que yo escribo hoy, es de las dos verdaderas velocidades que vivimos en nuestro país.

Nos situamos en una calle cualquiera, en una ciudad cualquiera: Observamos que por el asfalto circulan vehículos de tracción motora, y por la acera circulan peatones/individuos. Pues bien, ¿dónde situamos a ese medio de transporte, que consideramos el más sano y a la vez más económico en este espacio?
Si, me refiero a la bicicleta. Siempre tenemos en estima a este vehículo, pero el ciclista tiene que lidiar  con el riesgo de viajar entre coches pesados y conductores malhumorados, o soportar los improperios de los señores que tranquilamente paseaban en una tarde inoportuna.


Vuelvo a preguntar, ¿Dónde los situamos?
Si circulan por la carretera, van demasiado despacio para el tráfico, y corren el riesgo de ser atropellados con las consecuentes heridas y hematomas. Pero si por el contrario, circulan por la acera, los ciclistas van demasiado rápido para los viandantes, provocando sustos innecesarios.

No hay leyes que identifiquen a este sector. En algunas ciudades existen ordenanzas que regulan una mínima idea de la circulación velocípeda. Pero no se encuentra ningún reglamento explícito por el cual se deba acatar unas normas, ya que, por suerte o por desgracia, carecen de un carril único para ellos.

En algunas ciudades presumen de ser el lugar "más verde" del pais. Pero evidentemente quién lo comenta, no viaja en bicicleta. Porque si quisiera moverse sin salir del carril-bici, tardaría más del doble en llegar a su destino. Esto es: para llegar de un punto A a un punto B (por el carril-bici si existe) hay que dar rodeos sin cesar, sin contar que en la mayoría de trayectos no existe tal carril. Siempre hay que tomar vías alternativas, sorteando obstaculos como cubos de basura, coches mal aparcados, personas que para un mejor transito circulan por medio ("para dejar espacio a los demás"), árboles, pibotes, vados, señales de tráfico, y un sinfín de calamidades varias.

Descontando por supuesto, que a algún lumbreras se le ocurra algún día disponer de un impuesto específico o que haya que poseer algún certificado para circular, previo pago a una academia para que te enseñe a circular.Cierto es que poco a poco, se están tomando nuevos proyectos de integración de la bicicleta en las ciudades. Pero es cuantiosa la lucha que se promueve a base de marchas ciclo-turistas, manifestaciones para conseguir un tramo, escritos al ayuntamiento, entre otras cosas.

Por suerte, contamos con el día 19 de abril: Día mundial de la bicicleta. En este día Quasi-se puede circular tranquilamente por donde se desee. Claro está, si tenemos en cuenta la difusión por los medios de comunicación e información. Osando a compararnos con las demás ciudades del mundo, tengo que decir que todavía nos queda mucho que caminar, o mejor dicho que rodar.

2 comentarios:

  1. Muy bueno. Comparto tu opinión.
    Una cosa más; sobre los códigos "catcha", alguien más cree que son inhumanos. Quiero decir, cuando voy a publicar el comentario, por ejemplo, tengo que escribir el dichoso código bajo el lema "demuestra que no eres un robot", esta claro que no soy un robot, pero creo que tendré que ser un alienígena si quiero seguir siendo capaz de descifrar lo que muestran estas maquiavélicas imagencillas.
    Enhorabuena por tu artículo.

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  2. Toda la razón. Además hay muchas ventajas que tenemos los que nos movemos en bici: el aparcamiento, el ahorro económico, el espacio y el control del transporte ...

    Da que pensar, el observar las grandes avenidas repletas de coches que transportan una persona: el conductor. Muchas circunstancias pueden llevarnos a utilizar el coche, pero ¿estamos todos inválidos? o ¿nos desplazamos todos desde grandes distancias? ¿todos los días? ¿con pesos que no podamos transportar en alforjas o cestas?

    Donde hay corazones egoístas, hay bolsillos con dinero.

    ¡Que suban los impuestos de los combustibles!


    Y que vivan las bicis.

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